viernes, 26 de junio de 2015

¿Cómo se asiste un parto en casa? (I)

Por Consuelo Ruiz Velez-Frías, desde Holistika.
Recuperado del 'antiguo blog'

Lo más importante, lo verdaderamente decisivo en el parto, es la mujer que va a parir, porque de su actitud dependen muchos factores, para bien o para mal.

EL PERÍODO DE DILATACIÓN
El parto no es sino la última etapa del largo y complicado proceso de reproducción vivípara, una simple función fisiológica en la que el papel de la mujer, durante el embarazo es completamente pasivo e indoloro y se reduce a proporcionar al embrión y al feto el alojamiento idóneo, hasta su nacimiento, así como los materiales precisos para su construcción y desarrollo, pero una vez finalizado el embarazo, la mujer puede y debe participar en el parto, de manera voluntaria, consciente y enterada.
El parto en casa es siempre decisión de la mujer y hay que contar con ella para todo y en todos los momentos, porque es ella quién pare y tiene un innegable derecho a hacerlo a su gusto.
El papel de la matrona no puede ser otro que asegurarse de que el parto es eutócico, vigilar que su evolución sea la normal y aconsejar a la parturienta sobre la mejor manera de realizar la función.
Es muy importante comprobar que el estado físico de la mujer es óptimo y que se trata de una pelvis normal. Como dato importante de normalidad, podemos, a simple vista identificar el rombo de Michaelis que si es regular se puede presumir que la mujer tenga una pelvis completamente normal. "Las cuatro maniobras de Leopold" nos proporcionan datos precisos sobre la posición y presentación fetal, así como sobre el tamaño del feto, en relación con la pelvis materna y hay que hacerlas siempre, de forma suave y paciente porque tienen verdadera importancia en la diágnosis del parto en casa. La matrona debe estar bien segura de la normalidad de un parto, antes de encargarse de él.
Sigue, en orden de importancia, el estado fetal, la vigilancia del latido cardíaco fetal. ¡Ojalá que se popularice el uso de aparatito llamado Sonicain, un simple amplificador de sonidos! Si la parturienta pudiera disponer de un aparatito de esos, ella misma podría vigilar el estado del niño, enseñándola que debe hacerlo en la pausa entre contracciones, no en el acmé de la misma, para que el dato sea fiable, pues durante éste, la frecuencia e intensidad del latido, suele variar. Lo más importante de un parto es que el feto no sufra un parto traumático que pueda acarrearle secuelas, a veces, graves y duraderas.
Los recién nacidos y los bebés, tienen una capacidad de recuperación maravillosa. Yo lo aprendí asistiendo partos y eso me sirvió para no asustarme y darlo todo por perdido, en casos de sufrimiento fetal.
Desde luego, no se debe empezar un parto en casa, con un feto que sufre, sino que hay que averiguar, cuidadosamente, la causa del sufrimiento y tratar de hacerla desaparecer, pero si todo está en orden, la matrona no tiene que estar las horas muertas al lado de la parturienta, esperando, sino que es la mujer quién debe hacerse cargo de su propio parto, cuyo desarrollo minucioso debe conocer.Por ejemplo, tradicionalmente se ha dividido el parto de forma bastante simple, en tres períodos, dilatación, expulsión y alumbramiento y eso es lo único que la mujer sabe del mecanismo del parto. Pero cada uno de esos tres períodos está subdivido y conviene que la embarazada lo sepa.
Antes de comenzar a dilatarse el orificio uterino, hay una fase previa de ablandamiento del cérvix y formación del segmento inferior del útero mediante el cual las fibras musculares uterinas se disocian y forman dos grupos que se comportan muy diversamente. Las fibras longitudinales, contráctiles, empiezan débil y desorganizadamente su trabajo, contrayendose y tirando del cérvix, de abajo a arriba, de forma suave y discontinua. Estas primeras contracciones, llamadas pródomos del parto, provocan achatamiento, endurecimiento y reducción del tamaño del útero, dentro del cual, el huevo humano empieza a presionar, de arriba a abajo.
Por lo general, la embarazada tiene una idea muy errónea del trabajo del parto, cree que con muy pocas contracciones el cérvix se dilata lo sufiente como para permitir el paso del feto y que la salida del mismo es inminente y tan rápida como un disparo de fusil. No tiene ni la menor idea de que natural y fisiológicamente, a la dilatación precede un período de reblandecimiento del cérvix. Tampoco sabe que para que se amplie el orificio cervical, primero se tiene que aplastar contra el polo inferior del útero, incorporándose a él, para formar parte del segmento uterino inferior.
Si al llegar al período de dilatación, el saco amniótico ha permanecido íntegro, que es muy deseable, porque está destinado a representar un papel importantísimo en la dilatación, pues apenas se ha agrandado algo el orificio cervical, a impulsos de la presión que, a consecuencia de la contracción sufre el líquido amniótico, una pequeña parte de la bolsa se introduce en el orificio cervical y, a cada contracción lo va expandiendo, circularmente.
De esta forma, la dilatación completa se efectúa, gracias a tres fuerzas, la fibra muscular uterina que tira, de abajo a arriba, el huevo humano con el feto dentro, que, atraído por la fuerza de gravedad de la Tierra, empuja, de arriba a abajo y la parte de la bolsa introducida en el orificio, que a cada contracción se hincha y aumenta de tamaño, porque, el líquido contenido en ella toma presión y agranda el orificio todo alrededor.
La dilatación normal de orificio uterino se efectúa de esta forma, naturalmente y en el parto en casa está contraindicada cualquier manera artificial de llegar a ella, tanto goteos, inyecciones o pastillas sublinguales, como la dilatación manual.
Es preferible esperar y que sea la Naturaleza la que ejecute espontáneamente ese trabajo. A veces, los occitócicos tienen efectos inesperados y hay que evitar, a toda costa, que se produzca la menor complicación. Mi experiencia es que la dilatación natural, si se realiza en un cérvix debidamente reblandecido, es muy soportable, a pesar de ser la parte peor del parto y no hace falta que las contracciones sean fuertes y seguidas. Yo he visto, muchas veces, llegar a la dilatación completa con contraciones tan suaves que la mujer creía que "aún no era parto".
La dilatación digital, es muy molesta y dolorosa para la parturiente, hay el peligro lejano de rotura o infección y es casi seguro de que el cérvix se edematice, pues no está hecho para ser manoseado.
Además, lograr la dilatación completa, no es finalizar el parto porque es imprescindible que los diámetros del cráneo fetal y los de la pelvis materna, sean compatibles.
No es cierto que los huesos de la pelvis "crujan y se separen" durante el parto. Los huesos de la pelvis de una mujer en edad fértil están firmemente soldados y no hay gimnasia, ni fuerza humana que pueda separarlos . Para que el parto se realice por el diámetro más adecuado hay que cambiar de posición la cabeza fetal, que es la única parte movible y es el propio feto quién sabe y puede hacerlo, gracias al instinto de nacer que posee el feto a término. Pero para que pueda llegar al período expulsivo en las debidas condiciones, hay que consentirle que haga sus cuatro movimientos en paz. Empezar los "pujos" con el feto en posición incorrecta, es como intentar meter un palo atravesado por una ventana y si la cabeza fetal está debidamente rotada y flexionada, los "pujos" suelen ser innecesarios porque el feto debe salir solo, gracias a la contracción de los músculo abdominales.
La matrona tiene que concienciarse de que el parto lo hacen entre el feto y la madre. Mientras en el útero materno se está efectuando la dilatación, el feto se va colocando en la posición debida para descender en la cavidad pelviana, camino de la salida.
Yo tuve la suerte de aprender a vigilar el parto así, al mismo tiempo que escuchaba el latido cardiaco fetal, calculaba a qué plano estaba llegando la presentación y cuantos centrímetros de dilatación tenía el cérvix, matando dos pájaros de un tiro y evitando a la parturiente la molestia de los reconocimientos internos de los que yo guardaba muy mal recuerdo, de cuando nació mi única hija.

EL PERÍODO EXPULSIVO
Este temido período, del que las mujeres no se quieren enterar y en el que, ahora, ponen anestesia epidural, en el hospital, en todos los casos, no es, paradójicamente, lo más doloroso de un parto que haya transcurrido normalmente. Cuando el orificio uterino ha alcanzado su dilatación total, hay datos que así nos lo indican. En primer lugar, las contracciones uterinas cesan, como si cumplida su misión, el útero comunicara "Bueno, la puerta ya está abierta, ahora qué más hay que hacer."
Si la mujer ha transcurrido el tiempo empleado en la dilatación deambulando y alternando períodos en los que permaneció, en pie o sentada, es decir, si no lleva horas acostada boca arriba, postura que no la habrá favorecido en absoluto, el feto cae, por su propio peso, dentro de la vagina y con ello comienza el período de expulsión.
Un dato seguro, visible a simple vista es que el periné empieza a abombar, esto es, se empieza a formar, a sus expensas, el canal blando del parto. El periné, como otros órganos y partes del organismo, tiene en éste dos funciones. Una pasiva, cerrar el abdomen por su parte inferior, conservando en su debida posición las vísceras contenidas en el mismo y, en la etapa final de la procreación, en el parto, entra en su parte activa, convirtiéndose en el canal blando del parto, cuya misión es frenar el impulso ejercido sobre el feto por los músculos abdominales para que la salida del feto, el tremendo paso de un mundo a otro se haga con suavidad, dulcemente y no de sopetón y dé tiempo a preparar el ambiente para que el nacimiento sea lo menos traumatizante posible para el feto.
La cabeza fetal empieza a salir por el occipucio y va progresando, lentamente, milímetro a milímetro, protegida por el periné, que va retrocediendo poco a poco.
La episiotomía no sólo es innecesaria, sino perjudicial, pues si la cabeza sale bruscamente, sin protección alguna, posiblemente sean muy desagradables, para el recién nacido, la luz, el aire y el ruido.
La acción protectora del periné se ve reforzada con la maniobra de Olshausen, más moderna que la clásica de Bumm y creo que preferible y que es la que yo utilizaba, pues al mismo tiempo que la mano derecha impide la deflexión de la cabeza fetal y la salida brusca de las eminencias frontales, el pulgar de la mano izquierda protege suavemente la horquilla, la zona del periné que más peligro tiene de desgarro, pero que en caso de que se produjera, un punto de cagut suele bastar para suturarlo, porque no habrá interesado la complicada trama muscular del periné.
En el período expulsivo están contraindicados no sólo la brutal expresión de Kristeller, sino también los "pujos", pues los músculos abdominales, muy bien entrenados por ejecutar diariamente funciones muy semejantes a la expulsión fetal, saben como hacerlo suave y pacientemente.
No hay necesidad de correr asistiendo un parto en casa, en realidad, en la vida, no hay necesidad de correr para nada ni de hacer ninguna cosa deprisa, si se quiere que salga bien, dice el refrán "Despacito y buena letra" y así se debe asistir el parto en casa, sabiendo lo que tiene que pasar y esperando a que pase, sin nerviosismo ni precipitación.

EL PERINÉ
Uno de los mejores, acaso el mejor, de todos los tratados de obstetricia en los que estudié, fue el del profesor Bumm en el que se explica, de manera clara y correcta la forma de proteger el periné contra los desgarros, procedimiento que todas las matronas de mi época, cuando había Escuela oficial, carrera independiente y Colegio Profesional de las mismas, utilizábamos, después de haber aprendido cómo se hacía, técnica y prácticamente.
Además, yo quise ampliar mis conocimientos sobre la protección del periné y compré un libro que aún conservo, titulado "Las peritomías", debido a la pluma del doctor Colmeiro Laforet y publicado, en Burgos, en 1943. ¡Lástima de dinero que me gasté en una época que disponía de tan poco! Porque, después de enterarme de cómo era el periné, qué músculos lo componían y cuál era su misión en el organismo, confieso, humildemente, que no me atreví, en ningún parto, de los muchos que he asistido, a esgrimir las tijeras para realizar una episiotomía, no solamente porque no estaba segura de que mi perinorrafia fuera a dar los resultados apetecidos, sino también porque me daba repeluzno cortar en un sitio tan íntimo y delicado a un ser tan semejante, tan igual a mí, que era como si me estuviera cortando a mí misma.
Como mal menor, decidí intentar por todos los medios a mi alcance que no hubiera desgarro y las contadas veces que no lo conseguí, siempre fuera un insignificante desgarro de horquilla para suturar el cual bastaba con un solo punto de cagut.
Me propongo contar de qué manera protegía yo el periné, con resultados bastante satisfactorios, para evitar desgarros en los partos asistidos en casa. En mi más tierna infancia, mi buena madre me enseñó a observar, a escuchar y a pensar, me enseñó que todo tiene, un motivo, un origen, un principio y que, en ellos debemos apoyarnos para evitar contratiempos y fracasos.

Para evitar que se desgarre el periné, hay que hacerse, ante todo, estas dos preguntas:
  • 1.- ¿Por qué se desgarra el periné?
  • 2.- ¿En qué momento del parto se desgarra?
Se conoce con el nombre de periné, el conjunto de tres capas de músculos que forman el suelo de la pelvis y tiene, en el organismo, un doble papel, cerrar, por su parte inferior la cavidad abdominal y "abrir la puerta" en los casos en que el útero, el recto o la vejiga tienen que vaciar su contenido. Es extraordinariamente flexible y sus complicada musculatura está dotada de un mecanismo autónomo cuyo funcionamiente es semejante al de los demás órganos del cuerpo. Bajo la dirección del cerebro, sus fibras trabajan estirándose o encogiéndose y con ese trabajo consumen oxígeno y energía y producen cansancio y anhídrido carbónico y, por supuesto, en condiciones normales, no causan dolor.
El periné ejecuta dos tareas muy importantes, una pasiva y otra activa. Cierra la cavidad abdominal, por su parte inferior y toma parte activa en el parto estirándose, relajándose, ampliándose y formando parte del último trayecto que el feto debe recorrer, el canal blando del parto que ejerce un suave y necesario efecto de frenado protector, para que la cabeza fetal se desprenda por grados, lentamente y no hay ningún peligro para la seguridad del feto en que lo haga así porque la oxigenación de la sangre fetal está asegurada por la persistencia en la circulación sanguínea en el cordón umbilical.

1.- Por qué se desgarra el periné en el parto.
En la actual civilización, en la que sobre el parto se saben ya muchas cosas, no es admisible llegar a la conclusión que el periné se desgarra siempre y "porque si" y que el único modo de evitarlo sea realizar una amplia episiotomía, seccionando la complicada anatomía de la zona, acaso sin estar completamente seguros de ser capaces de reconstruirla, músculo a músculo, de forma que el periné pueda, en el futuro, seguir desempeñando las funciones que le están encomendadas.
El periné no es nunca, no puede serlo, precisamente por su elasticidad, obstáculo para el parto, ni siquiera cuando tiene cicatrices, que lo endurecen y reducen, más o menos, su capacidad de dilatación, siempre se rompe antes que impedir que el feto salga.
Dado que ninguna parte del cuerpo funciona independientemente del resto del organismo, cabe la sospecha de que si el parto no ha seguido desde su comienzo un desarrollo natural, sino que se ha precipitado y manoseado, es muy posible que la musculatura perineal no haya tenido tiempo de enterarse de que el feto iba a salir y que tenía que prepararse para que éste pudiera hacerlo de forma suave, sin violencia, poco a poco, dando tiempo a que se forme el canal blando del parto, sin "enmendar la plana" a la Naturaleza, suprimiéndolo de un tijeretazo.
Yo me he pasado la vida aprendiendo cosas, recordando lo aprendido y tratando de aplicarlo. De 1950 a 1960, esto es, durante diez años estuve prestando mis servicios como Matrona de salidas en la Beneficencia Municipal de Madrid y tuve ocasión de ver bastantes mujeres que habían dado a luz en sus domicilios sin asistencia y, aunque parezca increíble, nunca hubo que suturar desgarros a ninguna, pues a pesar de no haber tenido protección, el periné había desempeñado perfectamente, su papel en el parto, había cumplido la misión para la que fue creado, lo que me hizo pensar mucho sobre la inutilidad de la episotomía y, si me apuran un poco, de la protección del periné, cuando no se interviene en el parto, sino que se consiente que evolucione de forma natural.
Es posible que la manera en que se haya conseguido llegar a la dilatación completa tenga una influencia decisiva en la elasticidad del periné, requisito indispensable para que no se produzca desgarro. Esta cuestión es algo sobre lo que las futuras matronas deberían investigar a fondo, ¡suponiendo que sigan existiendo matronas! Por mínimo que sea el desgarro, es un incidente desagradable, tanto para la parturiente, como para la matrona. Lo ideal debe ser que, después del primer parto, el periné de la puérpera quedase como si no hubiese parido.
Previo al parto, hay un período que se llamaba pródomos del parto, durante el cual, por medio de contracciones, débiles, fugaces y desorganizadas, se forma o acaba de formarse, el segmento inferior del útero para conseguir el indispensable reblandecimiento del cérvix, previo a su aplastamiento, borrado y dilatación. Si no se ha prestado la debida atención a esta fase del parto, ignorándose que de ella dependen, a veces, el éxito o el fracaso de la función, la dilatación de un cérvix resistente y duro, será más larga y difícil. En cambio, si el cérvix estaba blando, el período de dilatación habrá transcurrido, con la colaboración inteligente de la embarazada, sin nervios y sin prisas.
Si se ha respetado el ritmo natural de la dinámica uterina, si la parturienta se ha resignado a aguantar las contracciones sin resistirse a ellas, sino ayudándolas por medio de la postura y de la respiración adecuadas, las contracciones habrán sido, todo lo más molestas, pero sin llegar a ser dolorosas, y el largo y engorroso período de dilatación habrá transcurrido con sensatez, con optimismo y con la información debida. Si se ha esperado, no sólo a que la dilatación fuera completa, sino a que el feto haya realizado los movimientos necesarios para iniciar el período expulsivo, en la debida posición, lo más probable es que el periné no presente ningún problema, que se preste, eficazmente a desempeñar su papel de canal blando del parto y que su relajación permita el paso, sin desgarro ni laceración de los diversos diámetro del feto, que debe presentar, a su salida, el bi-occipital, que es el menor, flexionando, de forma espontánea, la cabeza sobre el tórax.

2.- En que momento del parto se desgarra el periné.
Lo natural, lo normal es que la cabeza se vaya desprendiendo poco a poco, milímetro a milímetro, conforme el canal blando del parto va retrocediendo, el periné recobrando su dimensión y el anillo vulvar va cediendo, pero cuando ya ha salido la parte posterior, desde la coronilla a la frente y el feto ejecuta el tercer movimiento, esto es, el de deflexión, con la salida brusca de las eminencias frontales, el periné corre peligro de desgarrarse y hay que evitarlo por medio de una protección correcta.
En caso de feto grande o primípara añosa, es recomendable la maniobra, más moderna de Olshausen, en sustitución de la clásica, de Bumm, que era la que siempre se hacía en todos los partos.




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viernes, 19 de junio de 2015

EVOLUCIÓN DEL BEBÉ: El control de esfínteres II



El control de esfínteres es un proceso muy sencillo, que todos los niños llevan a término con naturalidad, si sabemos escuchar y esperar el momento adecuado, en el que por sí mismos deciden asumir el comportamiento más maduro y autónomo de hacer pipís y caca en los lugares y momentos oportunos, en lugar de hacérselo encima, manchándose, haciendo mala olor y teniendo que aguantar el peso y la humedad en el culo hasta que el adulto se lo quite.

Requisitos previos al control voluntario de los esfínteres
Un primer requisito es la maduración y desarrollo neuromuscular.
En el lactante, la vejiga se vacía automáticamente cuando está llena. Este mecanismo cambia con el crecimiento, de manera que cuando la vejiga o los intestinos están llenos, el niño recibe la sensación local y puede decidir si abre el esfínter y deja salir el contenido o cierra y retiene los líquidos y los sólidos. Es habitual que esto suceda alrededor del año y medio. Pero recibir la señal no quiere decir estar preparado para ejercer el control voluntario.
En segundo lugar, la decisión de abrir o cerrar los esfínteres requiere que el niño se de cuenta de que lo que él haga no es indiferente. Ha de poder discriminar cognitivamente (comprender) que es una decisión a tomar entre dos alternativas y que está a su alcance. En la base de tomar la decisión de no ceder a sus necesidades hasta llegar al lugar adecuado está la voluntad de ser como los adultos e identificarse con sus normas.
Finalmente, además de comprenderlo, el niño ha de desear emocionalmente asumir el control. Llega un momento en que el niño manifiesta interés en el mundo adulto y el deseo de alcanzar un comportamiento más maduro y autónomo. Es este deseo, cuando se manifiesta, el que debemos observar y acompañar, reconociendo sus esfuerzos, sin exagerar ni distraerlo de su propia e intrínseca satisfacción, de su orgullo por sus nuevos conocimientos y las nuevas capacidades que está construyendo. Las motivaciones intrínsecas, que vienen de uno mismo, conducen a la verdadera autonomía, que va más allá de alcanzar un comportamiento externo acertado. Nuestro objetivo es más ambicioso, consiste en experimentar la satisfacción de realizarse a uno mismo.

Diferencias individuales
La edad de inicio y la duración del proceso puede variar mucho de unos niños a otros. En investigaciones hechas por médicos pediatras en el Instituto Emmi Pikler, de Budapest, encontraron que hasta los dos años, la mayoría de niños que no han sido forzados, no intentan hacer servir el orinal. En cambio, a los tres años, todos han hecho intentos exitosos. Sobre la duración del proceso, un tercio de los niños a los que se les hizo el seguimiento tardaron una media de nueve meses y medio en completar el proceso; un 25% lo consiguieron en 5 meses. Los más rápidos, una minoría del 10%, lograron el control voluntario de esfínteres en dos meses de media, mientras que los más lentos tardaron 16 meses de media, y eran el 25% de la muestra estudiada. Encontraron también que las niñas controlan los esfínteres antes que los niños.

El momento óptimo
Debemos observar las señales que nos indiquen en cada niño el momento crítico en el que quiere asumir nuevos comportamientos de autonomía. Escoger el momento óptimo para sentarlo en el orinal y para quitarle el pañal facilita todo el proceso de aprendizaje. En cambio, forzarlo, querer avanzarlo o retrasarlo demasiado genera muchos problemas innecesarios.
Una señal externa de que se ha producido la maduración necesaria para comenzar a hacer pipis en el orinal nos la da el pañal. Si cada vez que lo sacamos está totalmente mojado o totalmente seco, quiere decir que retiene la orina en la vejiga o que la vacía completamente cada vez. Pero además de la maduración neuromuscular, como ya hemos dicho, el control voluntario de los esfínteres requiere un cierto desarrollo cognitivo y emocional. Un elemento común en todos los niños es que la adquisición del control va precedida por la utilización de la primera persona del singular y del yo en el lenguaje hablado, que manifiesta una mayor consciencia de uno mismo. Observar el lenguaje, los juegos y fantasías de los niños nos da pistas sobre el momento en el que se encuentra cada uno.

Los primeros pipis en el orinal
Los médicos pediatras del Instituto de Emmi Pikler de Budapest, encontraron que los niños sólo se sentaban en el orinal cuando ellos lo pedían o cuando ellos mismos sacaban el orinal.
Una vez iniciado el proceso, la frecuencia con la que se sientan a hacer sus necesidades depende de cada niño. Podemos observar individualmente a qué horas hace sus necesidades con más probabilidades, y preveerlo cuando llega el momento. [...]
Nuestra intervención en función del resultado que haya en el orinal es significativa. Si entendemos el proceso del control de esfínteres como un entrenamiento del hábito, entonces haber hecho pipí o caca será considerado un éxito y lo reforzaremos externamente con felicitaciones; mientras que no hacer nada será un fracaso que compensaremos con frases de consuelo como "quizás la próxima vez...". Este sistema utiliza el poder de las recompensas externas para modelar el comportamiento: si un comportamiento se premia se refuerza, si se castiga se debilita.
"Los premios y los castigos son recursos de entrenamiento. El niño no necesita que lo entrenen para controlar los esfínteres, sino que lo acompañen en el camino de la adquisición cuando se sienta preparado."
Falk y Vincze (2006) "Sobre el control de los esfínteres", Infancia (pag.35).
Si entendemos el control de esfínteres como un paso adelante en la construcción de su autonomía,  entonces encontrar pipis o cacas en el orinal, nos pondrá contentos porque conectaremos con el sentimiento de eficacia y competencia del niño. Hemos de manifestar que estamos contentos sin elogios especiales ni suplantar su propia satisfacción. Si no hay pipis ni cacas en el orinal, no se lo echaremos en cara ni lo consolaremos, como si hubiese alguna cosa que lamentar.
Al inicio del proceso del control de esfínteres es frecuente hacerse pipí fuera del wáter, subirse los pantalones antes que los calzconcillos o las braguitas, etc. Procuraremos que se de cuenta de la dificultad surgida, que piense en encontrar soluciones y que coopere con aquello que le pidamos.
Es frecuente también que el niño muestre curiosidad por los líquidos o sólidos que salen de su cuerpo, y que, por tanto, no pueden ser malos, ya que son parte de él, una prolongación suya. Intrigado, puede querer tocarlo y jugar con ello. Los niños son muy sensibles a nuestra intervención en este terreno. Hemos de evitar las actitudes excesivamente fuertes y negativas, que bloquean a las personas y el desarrollo.

Quitamos el pañal, excepto para dormir
La primera vez que ya no lleva pañal es conveniente que lo viva en casa. [...]
Estos primeros días estaremos más pendientes de estas necesidades. [...]
A veces, el niño se lo hará encima sin decir nada hasta que nos demos cuenta y le preguntemos qué ha pasado. En otras ocasiones quizás nos avisará pero no llegaremos a tiempo y se manchará la ropa. Estos incidentes, no los debemos interpretar como un capricho o conducta de oposición. Los hemos de aprovechar para recordar al niño que ha de estar muy atento para darse cuenta y poder hacer los pipis y la caca en el orinal o el water.

[Es aconsejable tener/viajar con ropa de recambio en previsión de errores y vestir al niño con ropa fácil de quitar para no perder tiempo en los momentos críticos]

El pañal se retira de forma definitiva. No se ha de volver a poner excepto para la siesta y la noche, cuando si que lo llevará para que duerma más tranquilo, sin la responsabilidad de vigilar que no se le escape nada.
Conseguir el control de los esfínteres les permite comprobar su competencia, su capacidad de progresar, de conseguir el control de su cuerpo y satisfacer los criterios de independencia y autonomía propios y de su entorno.
Las regresiones en el control de esfínteres son muy habituales. El nacimiento de un hermano o hermana, separación de personas queridas, la muerte de un abuelo, las relaciones conflictivas en casa, etc. representan cambios demasiado grandes para el niño, que tiene medios de expresión y representación sin elaborar. La actitud más adecuada por nuestra parte es la de ser tolerantes con estas dificultades en el crecimiento y mostrar confianza y la seguridad de que lo superarán.
A los 4 años, todos los niños acostumbran a ser capaces de controlar sus esfínteres de día y de noche.
A los 5 años ya son totalmente independientes. Es poco frecuente que se les escapen las excreciones de día, de noche aun puede ocurrir ocasionalmente.



Trastornos de eliminación
Los trastornos de eliminación se refieren a la falta de control en la micción y la defecación a partir de la etapa en la que prácticamente todos los niños pueden hacer el control voluntario. Estos trastornos son la enuresis (incontinencia urinaria) y la encopresis (incontinencia fecal).

La enuresis
La enuresis es la falta de control del esfínter urinario, de manera que, teniendo edad para controlar la micción por voluntad propia, el niño continua orinando involuntariamente. A partir de los 6 años la enuresis se puede considerar un problema significativo.
Puede pasar que durante el día se controle perfectamente el acto de orinar y durante la noche no pueda hacerlo. En este caso, el niño tiene enuresis nocturna.
Las causas de la enuresis pueden ser de tipo físico, como los problemas madurativos y de desarrollo. También puede deberse a un retraso en la adquisición de los hábitos higiénicos. Otra causa puede ser el estrés psicosocial: el nacimiento de un hermano, ralación inadecuada entre los padres, inicio de la escuela infantil... En otros casos, la enuresis puede ser un síntoma provocado por otro trastorno, como un trastorno del sueño o un trastorno psíquico.
Se han de tener en cuenta las complicaciones añadidas que este trastorno puede generar, como la frustración del propio niño, el castigo de los adultos, las burlas de los compañeros, evitar las salidas en las cuales se pernocta, el retraimiento social...
Estas complicaciones pueden derivar en una baja autoestima y problemas conductuales, aspectos más graves que la enuresis en sí misma.
Medidas preventivas a tomar serían restringir el consumo de líquidos antes de los periodos de descanso, vaciar la vejiga  antes de ir a dormir y ser autónomo con la limpieza.
La intervención requiere un plan individualizado, propuesto por un especialista, que se ha de poner en práctica tanto por parte de los padres como de los educadores del niño.

La encopresis
La encopresis es la falta de control del esfínter anal. Se manifiesta con un estreñimiento repentino, con retención de heces muy duras en los tramos finales del intestino, escapándose de forma involuntaria pequeñas cantidades de heces casi líquidas. Acostumbra a ir acompañada de enuresis.
La encopresis es menos frecuente que la enuresis. Como ella, puede provocar alteraciones en la autoestima del niño.
Una causa de encopresis pueden ser los errores en el proceso de enseñanza  y aprendizaje del control de esfínteres. Como por ejemplo comenzar demasiado temprano cuando el niño aun no está preparado madurativamente, o presionar excesivamente para que se complete el proceso de autonomía cuanto antes mejor. Otra causa de encopresis puede ser el estrés del niño o del entorno habitual donde vive: nacimiento de hermanos, saparación de los padres, muerte de un ser querido... Como en el caso de la enuresis, la encopresis también puede ser síntoma de otro trastorno más importante, como por ejemplo, la depresión infantil.
Las familias y las escuelas pueden prevenir este trastorno mediante un buen planteamiento educativo para ayudar al niño a vivir su proceso hacia la autonomía en el control de esfínteres. Ante casos ya manifestados de encopresis se requiere un control psiquiátrico.


Fuente: Autonomia personal i salut infantil, CFGS Eduació Infantil. IOC, Generalitat de Catalunya. Setembre de 2010. Publicat amb llicència CC.

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viernes, 12 de junio de 2015

Entrevista a Irene Iglesias, Odontóloga: "La erupción de los primeros dientes"


Tuve el placer de conocer a Irene Iglesias Rubio, mamá y Odontóloga materno-infantil, en la última asamblea para socias de El Parto Es Nuestro a la que fui. Una mujer inteligente, sencilla, humilde, simpática, valiente y luchadora. De esas que es una suerte conocer, con poderío, con criterio, con la cabeza bien amueblada y las ideas claras.
Comenzó a divulgar sus amplios conocimientos sobre la materia en forma de breves notas en su Facebook, que algunas suertudas de tenerla entre nuestros 'amigos' cazábamos al vuelo, como su "¿Para qué sirven los dientes de leche?", que me dejó robarle para este blog. Posteriormente, y ya que estaba realizando un trabajo tan maravilloso, cedió a la presión popular y así pasó a publicar sus mejores artículos en su blog "EVIDIENTEMENTE", además de crearse un perfil profesional en Facebook, donde cuelga con regularidad breves ejemplos y notas informativas y responde a las consultas que buenamente le da tiempo a responder. Ojalá viviera por Segovia para poder acudir a su consulta en Centro Dental Eboca, porque es de esas pocas dentistas que sabe tratar a los niños, que empatiza con ellos, que les explica las cosas con cariño y que si hace falta, empasta al osito de peluche para que su pequeño paciente pueda comprobar que no le va a hacer ningún daño. Una joya de profesional, vamos.

Así que abusando de su amabilidad, le pedí a Irene si le importaba responderme a unas cuantas de preguntas sobre la erupción de las primeras piezas dentales en los bebés... y no dudó un segundo en hacerlo. Os dejo aquí con el resultado de esa entrevista, sobre los primeros dientes y las molestias asociadas que conllevan.



Dicen que la salida de los dientes de leche es tan molesta que los adultos no seríamos capaces de soportarla. ¿Qué proceso explicaría la erupción de las primeras piezas? 
El proceso de erupción no es tan traumático como puede parecer. No es como si las muelas rajaran las encías sino más bien como la imagen que tenemos de cuando a Moisés se le abrieron las aguas del Mar Rojo. Las células se van organizando y van dejando paso al diente que va a erupcionar. Pero no sé sabe con exactitud qué es lo que guía la erupción, el momento y el lugar exacto. Los procesos febriles aceleran el metabolismo y sí que se sabe, por ejemplo, que a los niños con catarros frecuentes les erupcionan antes los dientes.

¿A qué se debe la frecuente irritación de la barbilla y el culito del bebé, coincidiendo con la salida de las primeras piezas dentales? 
A la maceración de la piel producida por el exceso de saliva. Las glándulas salivales se desarrollan a más velocidad que el reflejo de deglución, y literalmente el niño no da abasto para ingerir toda la saliva que produce. 
¿Cuál es la mejor forma de tratar estas irritaciones? Manteniendo seca la piel.

Existen diferentes soluciones/geles/cremas calmantes para las encías del bebé en las farmacias, ¿cuál es tu opinión sobre ellos?
Ninguno tiene la eficacia comprobada y alguno, concretamente los que llevan en su composición anestésicos locales, tienen riesgos muy graves. Cualquier gel que frotes, cualquier cosa que frotes en las encías va a producir alivio porque lo que ayuda a la segregación de endorfinas, calmantes naturales, es el masaje durante más de dos minutos. 
¿Recomendarías alguno en especial? El dedo de la madre mojado en agua fría, o cualquier mordedor de los que se meten en la nevera para enfriar. Hay niños muy listos que directamente se van a mordisquear las etiquetas de los peluches o de la ropa, porque es áspero y eso les calma. 

¿Cuál es la mejor forma de aliviar las encías del bebé? 
Con masaje y frío local. Masajear con agua fría, o mordisquear un flash o una zanahoria fresquita.

¿Existe algo (algún mordedor o producto...) habitualmente utilizado que esté contraindicado o que recomendarías evitar? 
Cualquiera que lleve medicamentos en su composición está expresamente contraindicado aunque se vendan precisamente para eso.

¿Existe alguna contraindicación entre la lactancia materna y la salida de los dientes?
No, pero sí hay niños que están más irritables con la salida de los dientes y pueden morder el pezón en esa fase. Normalmente explicándole al niño tranquilamente lo que sucede, mirándole, prestándole atención mientras mama, dejan de mordisquear. 
¿Algún estudio que indique una incompatibilidad entre ellas?
Con lactancia materna durante un mínimo de un año (la OMS recomienda un mínimo de dos) ya se aprecia que la prevalencia de maloclusiones disminuye. El hecho de mamar estimula el correcto crecimiento de la mandíbula por un estímulo adecuado de las articulaciones temporomandibulares y porque la lengua se coloca exactamente donde debe, y los carrillos no hacen una fuerza nociva y contra el hueso como con el biberón o chupetes. El mamar a demanda disminuye brutalmente la necesidad de chupete y otros hábitos parafuncionales. El pecho es el mejor aparato de ortodoncia que existe.

¿A partir de qué edad recomiendas la primera visita al dentista? ¿Qué se evalúa en ella? 
La primera visita debería ser dentro del útero. La madre tiene que saber antes de tener a su hijo en brazos qué cosas pueden pasar en la boca del niño, empezando por prestar atención a una movilidad lingual que dificulte la lactancia. A la embarazada se le pueden dar recomendaciones sobre higiene dental en el bebé y cuidados respecto a la alimentación, retrasar el aporte de azúcares hasta por lo menos los dos años, consultar ante la aparición de cualquier mancha en algún diente, valorar la necesidad o no de dentífricos fluorados etc. La primera exploración, si no ha habido antes ningún problema, se recomienda que sea antes del primer año, pero en mi experiencia yo prefiero sobre los 6 meses, porque me encuentro con cierta frecuencia con niños de un año que ya tienen caries.

¿Tienes alguna sugerencia que hacer a las mamis de lactantes y niños pequeños? 
Sí. Que consideren seriamente que un niño que no toma azúcares añadidos (zumos, yogures líquidos, postres lácteos de todo tipo, cereales de caja, galletas, potitos de fruta) no tiene por qué ser un desgraciado. Que lo que a nuestra generación nos daban excepcionalmente (cumpleaños, vacaciones) nosotros se lo estamos proporcionando a nuestros hijos varias veces al día. AL DÍA. Que las tasas de caries en niños menores de 3 años (18%) son inaceptables en un país con acceso al conocimiento de forma fácil. Y que piensen que las muelas salen para masticar. Si un niño con muelas no mastica, el organismo se encargará de prescindir de ellas. Las bacterias anidarán con facilidad si la dieta es blanda (purés, papillas, potitos...) y el hueso no crecerá adecuadamente, con lo cual los problemas ortodóncicos (apiñamiento, maloclusiones de todo tipo) también aparecerán muy precozmente y serán más graves.


Muchísimas gracias por tu colaboración y difusión constante de salud dental, Irene. Es un placer haber contado con tu valiosa opinión para esta entrevista y de forma habitual en tu fantástico blog "Evidientemente". 
Gracias de verdad, un abrazo.



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viernes, 5 de junio de 2015

EVOLUCIÓN DEL BEBÉ: La primera dentición (dientes de leche)

Una de las primeras manifestaciones externas de la maduración ósea es la aparición de la primera dentición. La primea dentición empieza a aparecer desde el maxilar inferior al superior y desde el centro al lateral y consta de 20 piezas dentales.
A esta primera dentición se le llama "dientes de leche", que habrá caído por completo hacia los 12 años, habiendo dejado la segunda dentición o dentición definitiva en la boca del niño-adulto.
Este cambio de dentición es necesario por diferentes motivos, que puedes leer en "¿Para qué sirven los dientes de leche?"

El primer diente, posiblemente los incisivos, acostumbra a aparecer alrededor del quinto o sexto mes, aunque hay niños que no tienen ninguno hasta los 12 meses. Y con la salida del primer diente, debe iniciarse la higiene bucal del bebé, con un cepillo adaptado. A partir de la erupción del primer molar, hay que añadir además el equivalente a medio grano de arroz de dentífrico fluorado (con concentración en flúor superior a 1000 ppm).

NUBY Cepillo Dental Silicona


A lo largo del primer año, probablemente complete todos los incisivos centrales y aparezcan los dientes molares, los caninos y el segundo molar, que se completarán alrededor de los dos a tres años.
Si entre los 12-15 meses no han aparecido los primeros dientes de leche, es necesario consultar con el odontólogo.

Primera dentición
6 meses a 1 año  → 8 incisivas (8 piezas totales)
1 año a 18 meses → 4 primeras premolares (12 piezas totales)
18 meses a 2 años → 4 caninos (16 piezas totales)
2 años a 2.5 años → 4 premolares (20 piezas totales)


Durante el primer año de vida no se debe incluir el azúcar en la dieta del bebé, y especialmente ha de evitarse su adición en biberones o chupetes. El azúcar, además de resultar cariogénica, tiene numerosos peligros adicionales, por lo que después del año, se recomienda un consumo muy controlado y ocasional.
La lactancia materna sigue estando recomendada por todos los organismos competentes hasta al menos los dos años y de ninguna manera es la causante de las caries infantiles, como puedes leer AQUÍ y también AQUÍ.

La caries es la enfermedad infecciosa más frecuente en la humanidad, pero para que se desarrolle una caries han de darse tres factores:
1. Debe haber dientes
2. Debe haber bacterias (que proceden de la madre y de los cuidadores):
El hecho de probar la comida nosotros primero antes de dársela al bebé, el soplar la comida para que no queme y el dar besos en la boca al niño, sobre todo si la madre ha tenido o tiene caries activas en el último año está demostrado que es un factor de ALTO riesgo para la aparición de caries en niños menores de 3 años, ya que inoculamos involuntariamente las bacterias en la boca del niño. Fuente: AEP. Lactancia materna y caries para matronas y pediatras

3. Debe transcurrir un tiempo en el que las bacterias estén adheridas al esmalte dental.
El tiempo en el que el riesgo es mayor son los primeros veinte minutos tras haber comido. En esos primeros minutos es cuando hay que lavarse los dientes. Pero la  frecuencia con la que nos expongamos al riesgo es importante, así como el tiempo de contacto, aumentado en alimentos más pegajosos. Los alimentos duros realizan una labor de arrastre y ayudan, junto con la saliva, a eliminar los restos más pegajosos.
Fuente: AEP. Lactancia materna y caries para matronas y pediatras
 
Durante el proceso de la primera dentición, el niño va a sufrir molestias y dolores que le pueden provocar cierta ansiedad y un exceso de salivación. Todo ello se puede atenuar proporcionándole mordedores, objetos fríos, algún alimento duro para morder o alguna mantita o dou-dou con etiquetas gruesas y largas.

Hacia los 2 años, ha de iniciarse al niño en el cepillado de los dientes por si solo y de forma autónoma. Es un buen momento también para dejar de utilizar chupete y biberón si los utiliza. Además, es necesario realizar un primer control odontológico si aun no se ha realizado.
Entre los 5 y los 6 años se inicia el cambio de la dentición de leche por la dentición definitiva o segunda dentición, por lo que ha llegado el momento de hacer enjuagues con solución fluorada. Este cambio de dentición finaliza hacia los 12 años y puede variar mucho de un niño a otro y dependerá en gran medida de cuándo le empezó a salir el primer diente. Hacia los 14 años debería estar completa toda la dentición definitiva (28 piezas).

Segunda dentición
6 años → 4 primeras premolares (24 piezas totales)
6 a 8 años → 8 nuevas incisivas (sustitución, 24 piezas totales)
8 a 9 años → 4 premolares (sustitución, 24 piezas totales)
9 a 12 años → 4 nuevos caninos y 4 nuevas premolares (sustitución, 24 piezas totales)
12 años → 4 segundas molares (28 piezas totales)

Entre los 16 y los 25 años salen las 4 terceras molares (las muelas de juicio), que acabarán completando el conjunto de piezas definitivas hasta llegar a 32.

♥ IDEA!
Os dejo aquí con un "certificado" de recogida y aceptación del diente de leche por el ratoncito Pérez y también la idea de poner una puertecita en su habitación para que pueda venir fácilmente (el ratoncito, los gnomos, las hadas...) Las tenéis en Peques Coquetos, la chica de arcilla y en Wondernology. También existen unas cajitas preciosas para guardarlos, como estas de madera (hay versión niña y niño) o estas en formato libro. ¿No os encanta todo? ;)

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